En una ciudad cuya historia resume el pasado y el presente de un continente que desde hace más de 500 años ha sido el Nuevo Mundo, se realiza hoy y mañana la VI Cumbre de las Américas. Un encuentro de 33 jefes de Estado y más de 500 representantes de empresas a nivel mundial, donde discuten de qué manera debe prepararse la región para encarar los grandes retos del siglo XXI, desde los planes tangibles, medibles y concretos que puedan convertir a América Latina en una zona de progreso, cooperación, seguridad e igualdad social.
“Esta es una oportunidad de oro para que a través de la cooperación solidaria podamos llevar a nuestros pueblos la prosperidad social y económica que tanto anhelan”, ha sido la invitación del presidente Juan Manuel Santos a sus homólogos del continente y demás convidados a la cumbre. La integración económica, el acceso a nuevas tecnologías, la lucha contra la pobreza, la promoción de una cultura ecológica o la cooperación contra el delito son temas prioritarios.
Aunque la presencia del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, constituye un atractivo fundamental de la VI Cumbre de las Américas 2012, cada uno de los jefes de Estado llega a Colombia con un portafolio de ideas, y este fin de semana en la Heroica deberá probarse que ésta es la década de América Latina.
No obstante, al margen de los debates sobre los asuntos vitales del continente en el contexto de un universo globalizado por las comunicaciones, hay tres temas adicionales que no están en la agenda oficial pero que serán cruciales: la lucha contra las drogas desde la perspectiva de saber si ha llegado la hora de pensar en la despenalización, la urgencia de que esta sea la última Cumbre sin Cuba y la necesidad de rodear a Argentina en su diferendo con el Reino Unido sobre las islas Malvinas.
Por ahora, la exclusión cubana de este tipo de cumbres produjo anoche el pronunciamiento del gobierno venezolano a través de su canciller, Nicolás Maduro, quien advirtió que “Venezuela no volverá a las cumbres si Cuba sigue siendo excluida”. Todo indicaría que el automarginamiento del país vecino se traduciría en realidad en el próximo encuentro hemisférico, ante la negativa de EE. UU. y Canadá para incluir a la isla en las citas por venir.
Sobre el espinoso tema de las drogas, si bien el propio presidente Santos, quizá bajándole el tono a la expectativa, ha insistido en que no es un asunto sustancial de la cumbre, no cabe duda de que todos los invitados tienen algo que decir. En particular el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, quien ha querido dejar claro que busca abrir el debate y que aspira a que, al menos, después de concluir en encuentro internacional se acepte la creación de un grupo de expertos que estudie a conciencia la opción de la despenalización como una forma de cambiar el paradigma de una guerra hasta ahora perdida.
Obama ha sido claro al advertir que aunque Estados Unidos reconoce que es parte del problema y debe serlo de la solución, por ahora no cambiará su política antidrogas, argumentando no están dadas las condiciones para bajar la guardia frente al crimen transnacional organizado, pues se originaría un problema de salud pública que no ha sido suficientemente estudiado. En contraste, en países como México, Guatemala o la misma Colombia, que siguen poniendo los muertos, se insiste en un acuerdo, aunque iniciar el debate ya es avance.
Al margen de los temas álgidos que no están en el programa, en Cartagena se dan cita importantes hombres de negocios en una reunión empresarial de trascendental importancia para el momento actual. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha estimado en 174 millones el número de pobres en la región. De ellos, 70 millones viven en condiciones de indigencia. Con un agravante: sigue siendo la zona más desigual del mundo. Salta a la vista que a los jerarcas de la economía les urge tanto impulsar sus negocios como equilibrar la región.
En ese orden de ideas, la agenda económica es formalmente el menú principal de la cumbre. Por eso, de manera paralela a la reunión de los jefes de Estado, tendrán lugar encuentros permanentes de empresarios del continente en buscar de caminos.
Obviamente, en medio de las discusiones se advierte una intensa agenda política. El encuentro entre los presidentes Obama, Santos y Dilma Rousseff, de Brasil, para fortalecer pactos de cooperación y entendimiento; el foro social, que terminó ayer y cuyos ecos aún resuenan en los cuatro puntos cardinales de Cartagena, y el interés de que la exclusión de Cuba en esta clase de encuentros se convierta en cosa del pasado, son ingredientes de una cita histórica de 48 horas en Cartagena, donde Colombia, más que anfitriona, es la protagonista de la América Latina que estrena el nuevo siglo.
Redacción Política | EsEspectador.com
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